Narcos y Armeros: negocio de la muerte
La decisión de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos de desestimar por unanimidad la demanda civil del gobierno mexicano en contra de fabricantes y armerías estadounidenses desnuda de cuerpo entero el comportamiento de Estados Unidos como un imperio, y prende un foco de alarma sobre los riesgos que enfrentará, en el futuro inmediato, el combate a las bandas del crimen organizado en ambos lados de la frontera, pero particularmente en el territorio mexicano.
Las consecuencias de esta decisión de la corte estadounidense se conocerán pronto. Los cárteles mexicanos, por cierto, considerados como terroristas por el gobierno estadounidense, tendrán a su disposición armas, municiones y tecnología de última generación, lo cual los pondrá en una ventaja significativa respecto al Ejército, la Marina, la Guardia Nacional y, qué decir, de los policías estatales, que cuentan con armas tradicionales en el mejor de los casos, pero en la mayoría con armamento obsoleto.
La decisión de la corte estadounidense atizará la hoguera de la muerte, porque los grupos criminales tendrán mejores armas para enfrentarse entre ellos, asesinar civiles y para repeler a las autoridades mexicanas. No se olvide que las armas que lleguen a los cárteles mexicanos podrían ser utilizadas también para enfrentar a integrantes de las fuerzas armadas estadounidenses, que en estos momentos sellan la frontera. En decisiones como esta, no hay sorpresas, sino sorprendidos.
Los mecanismos de contrabando de armas de Estados Unidos a México están bien documentados. Prestanombres compran armas de todo tipo en las armerías o bien las adquieren en los mercados de armas de segunda mano, en donde, por supuesto, son más baratas y se encuentran en buen estado; después, son los clubes de motociclistas o las pandillas locales las que pasan armas y municiones a territorio mexicano.
Todos saben de este mecanismo, particularmente los fabricantes de armas, porque incluso ya fabrican algunos modelos al gusto de los delincuentes mexicanos. Dichos modelos incluyen figuras de la Santa Muerte o las hojas de la marihuana; algunos modelos los chapean en colores dorados o muy vistosos, como son del gusto de los delincuentes.
En las negociaciones y conversaciones de México con Estados Unidos, nuestro país debe insistir en que el gobierno estadounidense y sus diversas agencias colaboren para impedir el contrabando y tráfico de armas; de no ser así, todos los esfuerzos que se han hecho en ambos lados de la frontera para combatir el tráfico de fentanilo tienen una deficiencia muy importante.
El gobierno mexicano debe continuar litigando las demandas que aún tiene pendientes en Estados Unidos en materia civil e insistir ante autoridades estadounidenses para que los fabricantes de armas y armerías sean sancionados si sus productos llegan a los cárteles mexicanos, que ellos mismos clasificaron como organizaciones terroristas. Si no es así, estamos simplemente ante una farsa.
Eso pienso yo. Usted, ¿qué opina?
La política es de bronce.
POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO
@ONELORTIZ
MAAZ
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